En el término municipal de Rus (Jaeén) encontramos el eremitorio de Valdecanales, uno de los grandes tesoros visigodos que nos permiten conocer un poco más sobre una curiosa corriente mística que llegó a la península ibérica desde Oriente, a finales del siglo IV.
También conocido como oratorio rupestre de Valdecanales o hipogeo de Valdecanales, esta construcción es única por su singularidad arquitectónica, pero especialmente por su historia.
Este es el primer post de una trilogía de artículos sobre el eremitorio de Valdecanales de Rus.
La historia del movimiento eremita
El movimiento eremítico cristiano tuvo su origen en Oriente, a partir de final del siglo III y principios del IV.
La estabilidad que este proporcionaba al ejército, su autonomía administrativa y financiera, y su red viaria, hicieron que el movimiento eremítico se expandiera por todo el imperio romano.
Los eremitas salían de la población en búsqueda del desierto, con el fin de huir de los males capitales y espíritus maléficos que consideraban se encontraban en la ciudad.
En cambio, el desierto, o la no-ciudad, era patria de demonios y espíritus, lo que permitía al asceta, alejarse de la idolatría y la tentación y también doblegar espíritus y demonios en su propio terreno, mediante la oración y la mortificación del cuerpo.
Durante el gobierno visigodo, durante los siglos VI y VII, tuvo lugar la transformación del movimiento eremítico peninsular. Este se convirtió en el primer movimiento monástico del que nos han llegado restos monumentales.
Dado el desafío que suponía este estilo de vida y la fama de ‘milagrosos’ que obtuvieron los ascetas, estos causaron una gran admiración entre las gentes, incluso discípulos y peregrinos.
Estas fueron también causas de que otros vieran en estas comunidades un camino para obtener prestigio. De esta manera, el refugio del ermitaño, se transformó a formas cenobíticas y monásticas.
Otro posible motivo por el que estos eremitorios pasaron a convertirse en monasterios o cenobios fue su cercanía con poblaciones importantes y caminos muy transitados.
Algunos de los monasterios que se levantaros en torno a un eremita, llegaron a servir como cantera de captación episcopal.
Función y origen del eremitorio de Valdecanales
Valdecanales ha sido objeto de numerosos estudios sobre el movimiento eremita en esta zona.
Para el Cronista Oficial de la Villa de El Mármol, «Las cuevas de Valdecanales u Oratorio rupestre de Valdecanales, es un eremitorio de origen visigótico, que pudo haber tenido como misión primordial la atención espiritual y corporal, a transeúntes del Camino Real de Toledo. Esta fue vía obligatoria de paso del viajero que desease acceder desde la capital visigoda a Granada.»
Sin embargo, aún existe controversia respecto al origen del oratorio, pues hay quienes piensan que estas construcciones podrían forman parte de la arquitectura rupestre de creación mozárabe.
No obstante, para la mayoría de estudiosos e investigadores, el eremitorio de Valdecanales se considera el único ejemplo que se conserva a día de hoy de eremitorio rupestre de época visigoda en el alto Guadalquivir.
Esta diversidad de opiniones respecto al monumento establece nuevas consideraciones sobre su origen. Y aunque podría ser el único ejemplo conservado de decoración bajorrelivaria mozárabe en Andalucía, o al menos objeto de uso y transformación en época mozárabe, según los restos ornamentales que se han encontrado podemos tener una mayor certeza de que su origen tiene lugar en la tardoantigüedad. No obstante, la ausencia de epigrafía hace imposible plantear una hipótesis firme sobre su nacimiento.
Conclusión
Desde el Ayuntamiento de Rus en Jaén conocemos y valoramos el interés histórico y monumental del Eremitorio de Valdecanales, por ello trabajamos por su conservación y puesta en valor.
Visita esta y otras construcciones visigodas de Rus, como la del Hipogeo de la Veguilla.
Un agradecimiento especial a María Higueras Muñoz y Luz María Pérez Villaescusa, autoras del documento ‘El eremitorio de Valdecanales (Rus, Jaén). Una propuesta de protección, intervención y puesta en valor sostenible’, del que hemos obtenido los datos para la elaboración de este artículo.