Situadas en el entorno del pantano del giribaile
Excavaciones íbero-romanas
Textos: Jose L. Serrano y Marcos Soto
La villa romana descubierta en el paraje de Valcuenda ha emergido de las aguas del embalse de Giribaile, dejando al descubierto una considerable extensión de restos arqueológicos. Estas ruinas ofrecen una visión singular de una explotación agropecuaria romana, cuyos elementos más destacados corresponden a las edificaciones que podemos identificar con una granja de tipo medio dentro del panorama de época altoimperial. La casa se funda hacia mediados del siglo I, y probablemente debemos adscribirla al territorio castulonense y al valle del rio Guadalimar, que le es propio, durante un periodo de auge urbanístico en la ciudad y en su territorio.
La granja presenta un diseño diseminado en un área de unas dos hectáreas, con la construcción de varios edificios destinados a usos variados.
La pars fructuaria destaca al suroeste con un edificio destinado a actividades de producción de aceite y vino, donde se identifican claramente espacios de prensado de aceituna y uva, con estancias dedicadas al almacenamiento de estos productos mediante grandes tinajas de tipo dolium, en lo que constituye la cella vinaria-olearia. Al norte de este edificio se identifica otro, aislado, destinado a granero elevado, un horreum, cuya función era la conservación del cereal.
La granja presenta un diseño diseminado en un área de unas dos hectáreas, con la construcción de varios edificios destinados a usos variados.
La pars fructuaria destaca al suroeste con un edificio destinado a actividades de producción de aceite y vino, donde se identifican claramente espacios de prensado de aceituna y uva, con estancias dedicadas al almacenamiento de estos productos mediante grandes tinajas de tipo dolium, en lo que constituye la cella vinaria-olearia. Al norte de este edificio se identifica otro, aislado, destinado a granero elevado, un horreum, cuya función era la conservación del cereal.
En el extremo Este del yacimiento se identifican varios hornos dedicados a la producción de tejas y tal vez una modesta cantidad de vajilla de uso doméstico. Los hornos, de planta rectangular o circulares, se sitúan en una zona excéntrica de la casa romana.
De entre todas las edificaciones, destaca la construcción de la zona residencial, situada sobre una colina aislada, orientada al valle del rio Guadalimar, que discurría a un kilómetro al norte, y que domina una amplia y fértil vega, hoy irremediablemente sumergida bajo el embalse. El edificio denominado Valcuenda 2 tiene tanto espacios agropecuarios como residenciales, presentando pavimentos enlosados y estancias decoradas con pinturas murales sobre estucos. No obstante, la sencillez y economía de recursos prevalece sobre cualquier aspecto de la casa, con un carácter rústico que preside las construcciones. Aunque existen grandes zonas abiertas, hasta ahora no se ha identificado un peristilo que distribuya las estancias de este sector. Por lo que el diseño de esta zona de la villa constituye un proyecto de edificación sucesivamente modificado hasta dejar una planta irregular, que aprovecha el desnivel del terreno para crear terrazas de ocupación.
El conjunto de edificaciones se abandona en la segunda mitad del siglo II. Sólo puntualmente se detecta una ocupación puntual de un sector de la casa rústico-residencial en la segunda mitad del siglo IV, que aprovecha sectores de la casa parcialmente en ruinas.
El conjunto de edificaciones se abandona en la segunda mitad del siglo II. Sólo puntualmente se detecta una ocupación puntual de un sector de la casa rústico-residencial en la segunda mitad del siglo IV, que aprovecha sectores de la casa parcialmente en ruinas.